Por Leslíe Serna.

“La práctica de shiné o shamata
es lo que nos permite habituar la mente
a un estado de calma lúcida.”
Venerable Nangpel.

En el budismo, la meditación es mucho más que una simple práctica de bienestar, es una parte esencial de nuestra vida cotidiana, arraigada en lo más profundo de las enseñanzas. La meditación no sólo se trata de encontrar momentos de paz en el silencio, es un viaje hacia la comprensión de la naturaleza de la mente y de la realidad que nos rodea. Independientemente de la tradición en la que se practique, la meditación es la vía para liberarnos de las aflicciones mentales y para ver la realidad tal como es. Por ello, todos los grupos y centros de dharma ofrecen diversos programas y caminos para practicar la meditación.

En la Comunidad Dharmadatta existen alternativas para quienes se inician y para quienes quieren profundizar en distintos niveles y por distintas vías. El módulo de meditación del Programa de Formación, que se ofrece en el Instituto Budadharma, es un plan que consta de 13 semanas de estudio sobre qué es la meditación y cómo se aborda en distintas tradiciones budistas. Además, el módulo incluye 75 sesiones guiadas de 20 minutos diarios, en las que Venerable Nangpel proporciona instrucción y guía para desarrollar shiné o shámata. Este plan de formación ha sido cursado por más de 500 personas en cinco años. Por las características del Programa de Formación y de su riguroso proceso de selección, la mayoría de quienes ingresan ya cuentan con experiencia meditativa, aunque muchas veces no hayan logrado regularidad en su práctica.

El cuestionario que aplicamos en 2023 a 75 estudiantes nos permitió corroborar que el módulo consiguió que las y los estudiantes tuvieran regularidad en sus sesiones de meditación durante las 11 semanas que dura la práctica diaria (las 75 sesiones). Antes del entrenamiento, apenas poco más de 20% meditaba todos los días, porcentaje que se incrementó a 70%, una vez que concluyeron su módulo de meditación, disminuyendo considerablemente el porcentaje de quienes meditaban menos días (Gráfica 1). 

 

Quisimos indagar un poco en los cambios que se producen con el entrenamiento en la capacidad de atención, que es en lo que se centra la práctica de shiné. Para ello aplicamos, al inicio y al final, la versión en español del Cuestionario de Mindfulness de Cinco Facetas (FFMQ), un instrumento muy utilizado en estudios e investigaciones en diversas partes del mundo. 

Las dimensiones del cuestionario representan distintos aspectos de la experiencia de la atención plena. Cada faceta aporta una perspectiva sobre cómo las personas pueden percibir y relacionarse con sus pensamientos, emociones y sensaciones físicas en el momento presente. Aquí detallo el significado de cada dimensión:

Observación: Esta faceta implica la capacidad de notar o atender a diversas experiencias internas y externas, como sensaciones, pensamientos, emociones y estímulos sensoriales. Se enfoca en la habilidad para observar de manera consciente las experiencias sin involucrarse activamente con ellas.

Descripción: Se refiere a la capacidad de expresar con palabras las experiencias internas. Esto incluye identificar y etiquetar pensamientos, emociones y sensaciones de una manera objetiva, facilitando una mayor comprensión y aceptación de estos estados internos.

Actuar con conciencia: Esta dimensión implica prestar atención plena a las actividades del momento, sin realizarlas de manera automática o distraída. Se centra en la capacidad de mantener la conciencia y la atención en la acción presente, lo que permite una mayor presencia y participación en la actividad en curso.

No juzgar la experiencia interna: Esta faceta aborda la tendencia a abstenerse de juzgar las propias experiencias internas, como pensamientos y emociones, como buenas o malas. Implica adoptar una actitud de aceptación hacia lo que se experimenta, sin criticarlo ni evaluarlo.

No reactividad a la experiencia interna: Se refiere a la capacidad de experimentar pensamientos y emociones sin sentirse obligado a reaccionar a ellos. Esto significa permitir que las experiencias internas ocurran sin ser arrastrado por ellas, favoreciendo una postura de observador donde se pueden reconocer las experiencias sin involucrarse en reacciones automáticas.

Cada una de estas facetas contribuye a la comprensión y práctica de mindfulness, ofreciendo un marco para el desarrollo de una mayor conciencia y aceptación de la experiencia presente. 

La atención plena, medida a través de estas dimensiones, se ha asociado con numerosos beneficios para la salud mental y el bienestar general. El FFMQ se utiliza en diversos contextos, incluyendo la investigación psicológica, la práctica clínica y programas de entrenamiento en mindfulness. Este cuestionario ayuda a los individuos y a los profesionales a entender mejor cómo la atención plena se manifiesta en la vida cotidiana y puede ser útil para guiar la práctica y el desarrollo personal. Además, el FFMQ ha sido empleado para evaluar el progreso en intervenciones basadas en mindfulness, como la Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena (MBSR) y la Terapia Cognitiva Basada en la Atención Plena (MBCT).

Los resultados que encontramos entre las y los estudiantes del Programa de Formación muestran cambios positivos en todas las facetas (Gráfica 2). Mientras más cerca se está del 5, mayor es el dominio de la faceta. En la gráfica se observa que el cambio fue ligeramente mayor en las facetas que de inicio puntuaron más bajo: Actuar con atención y no reactividad. Como dijimos antes, quienes participan en el PF tienen ya una experiencia meditativa importante y sus puntajes en las facetas, cuando comenzaron el módulo de meditación probablemente son más altos que los de personas que no meditan en absoluto, como se ha podido identificar en diversos estudios. Es natural que el mayor avance se produzca donde más bajo se está. También se puede deducir que mientras más alto se ha llegado, más esfuerzo, constancia y tiempo se requerirá para alcanzar estados de mayor atención. 

 

Las nueve etapas de la atención plena en la perspectiva budista

En la perspectiva budista clásica, existe una forma de entender la evolución de shiné. A través de la observación directa, los antiguos meditadores identificaron una secuencia de nueve etapas en el desarrollo de la atención y la calma mental. Estas etapas guían al practicante desde los primeros intentos de fijar la mente en un objeto de meditación hasta alcanzar atención en equilibrio y sin esfuerzo:

  1. Colocar la mente: Inicialmente, se aprende a dirigir la atención hacia un objeto de meditación, aunque la mente tiende a distraerse fácilmente.
  2. Atención continua: Se trabaja en mantener la atención en el objeto de meditación por períodos más largos, aunque con distracciones frecuentes.
  3. Reposicionamiento: Se mejora en la capacidad de volver a enfocar la atención en el objeto cuando se detecta una distracción.
  4. Atención sostenida: Se logra mantener la atención en el objeto con menos esfuerzo, aunque la vigilancia sigue siendo necesaria para evitar distracciones sutiles.
  5. Domar la mente: Se desarrolla una mayor habilidad para manejar distracciones y agitaciones emocionales, permitiendo una concentración más estable.
  6. Pacificar la mente: Se experimenta una disminución significativa de las distracciones y un aumento de la tranquilidad mental.
  7. Pacificación completa: Se alcanza un alto grado de calma mental, con distracciones y agitaciones emocionales casi completamente superadas.
  8. Concentración unipuntual: La mente puede permanecer en el objeto de meditación sin esfuerzo, con una atención profunda y estable.
  9. Equilibrio perfecto: Se alcanza el punto donde la atención es sin esfuerzo, profunda y continua, marcando la culminación del desarrollo de Shiné.

Cada etapa representa un progreso en la capacidad de atención y la reducción de la agitación mental. Según Alan Wallace, la mayoría de quienes meditan regularmente cada día alcanzarán el nivel 3 o 4, un logro muy importante que es fuente de mayor salud mental, capacidad de autorregulación emocional y reconocimiento de las aflicciones mentales, y seguramente de desarrollo de las cinco facetas del FFMQ. 

Ir más allá requiere de mayor compromiso con la práctica meditativa, más horas diarias, retiros e instrucciones que poco a poco se van haciendo más detalladas y sutiles. La práctica de shiné es fundamental para preparar la mente para la comprensión profunda de la realidad a través de la meditación vipassana o meditación de visión profunda. Las prácticas tradicionales del budismo tibetano para comprender la naturaleza de la mente, Mahamudra y Dzogchen, requieren un shiné muy refinado. Siempre es buen momento para comenzar, retomar o intensificar esta poderosa vía de transformación. Es positivo valorar nuestros logros y no dejar de trazarnos metas más altas de entrenamiento mental.

Leslie Serna, radica en Ciudad de México, es doctora en Educación Social, y actualmente, consultora educativa en UNESCO; realiza prácticas budistas desde 2004; participa como voluntaria en la comunidad amplia de la Comunidad Dharmadatta desde 2011.