Así como nosotras nos apoyamos mutuamente en este camino de la vida espiritual en comunidad, también dependemos de la bondad de quienes nos apoyan en esta forma de vida. Sin la generosidad de aquellos sustentan nuestro cuerpo y nuestras actividades, nos sería imposible llevar una vida espiritual y difícilmente podríamos aprovechar cada oportunidad para brindar servicio.

La vida en nuestra comunidad es simple. Vivimos tranquilamente en una zona rural del estado de Virginia en los EE. UU. Nuestros gastos mensuales consisten principalmente en renta, comida, internet, electricidad, transporte local y gastos médicos. Otros gastos mayores incluyen equipo electrónico para grabar o transmitir los materiales que compartimos en línea y pasajes ocasionales para recibir formación avanzada (en los años en los que viajar es factibles).

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Agradecemos mucho el donativo con el que te haces partícipe de la vida y las actividades de nuestra comunidad.

¿Por qué nos apoyamos en los demás para que nos sostengan financieramente?

El Buda aconsejó a las personas que habían dejado la vida en familia para vivir en comunidad espiritual—lo que se llamó “sangha”– que subsistieran de las ofrendas materiales que les fueran obsequiadas libremente, que no aceptaran un pago por sus servicios ni que participaran en otras formas de relaciones comerciales. Como mujeres profesionales acostumbradas a una independencia financiera, adoptar este tipo de vida ha exigido una completa reorientación en nuestra manera de relacionarnos con los demás. Hemos aceptado con gozo cambiar nuestros hábitos individualistas, poner más cuidado en nuestros deseos y necesidades personales y abrirnos por completo a la realidad de nuestra propia interdependencia. Ha sido un reto y ha significado un poderoso entrenamiento para aprender a reconocer la enorme bondad de los demás y a tomar en cuenta únicamente los objetivos que tienen un valor sustancial para otros y para la comunidad.

Al insistir en que la sangha viviera únicamente de lo que les ofrecieran, el Buda creó una relación simbiótica entre los que practicaban el budismo en comunidad y los que lo practicaban desde sus casas particulares y dentro de las redes de relaciones comerciales. Mientras les indicó a todas y todos que practicaran el Dharma lo mejor que pudieran dentro del estilo de vida que habían elegido, a aquellos y aquellas viviendo en comunidad les confirió de manera muy especial la responsabilidad de mantener vivo el Dharma y siempre a la disposición del mundo, dedicando toda su vida al estudio, a la práctica y a la transmisión de las enseñanzas. Con este modelo el Buda posibilitó que las personas practicando desde sus casas y desde dentro de la sociedad participara en esta importante tarea y a la vez aseguró que los y las viviendo en comunidad contaran con las condiciones básicas para que pudieran hacerlo.

Este acuerdo refleja y refuerza el compromiso que las mujeres de la Comunidad Dharmadatta tenemos con una vida sencilla y de renuncia. La práctica de vivir solo de lo que se nos ofrece libremente es parte de nuestra práctica de cultivar activamente el contento y aprecio por cualquier apoyo material que recibimos.

En nuestra comunidad residencial sentimos la presencia de todas las personas que auspician cada cosa que hacemos. Su bondad hace posible algo que atesoramos más allá de las palabras y nos permite poder dedicar nuestras vidas al Dharma en cada momento del día. Quienes nos apoyan son partícipes de nuestra vida en cada instante aunque físicamente no se hallen cerca; nuestro propósito es compartido y nuestras vidas se vuelven una vida compartida con todos y todas las que contribuyen a ella. Esto acentúa nuestro sentido de responsabilidad de aprovechar cada momento de nuestra existencia como si fuera una vida que sostenemos en común.

En términos prácticos, nuestras/os auspiciadores no solo han hecho posible que recibamos un entrenamiento, sino también que podamos dar un servicio a través de la traducción y la edición, que guiemos retiros en línea y presenciales, que compartamos el Dharma en el canal de Youtube Facebuda, que creemos los programas educativos en línea en español que se ofrecen de forma gratuita en Instituto Budadharma así como que mantengamos activas las prácticas de las Salas de meditación Dharmadatta.  Compartimos también con todas y todos ellos los frutos de estos esfuerzos.

Lo que tu generosidad hace posible


Nuestro tiempo está repartido entre el servicio, el estudio y la meditación. Cuando no estamos viajando para visitar centros, guiar retiros o recibir enseñanzas, dedicamos nuestro tiempo completo a la contemplación y al servicio. Luego de unas horas matutinas apartadas a la meditación, dedicamos el resto del día a la creación de material didáctico para nuestros programas de estudio en línea –lo que a nosotras mismas nos requiere estudio, dado que seleccionamos las lecturas para cada sesión y nos sumergirnos en los temas que cubre el programa– además de dar conferencias en línea, guiar sesiones de meditación o retiros a distancia, preparar talleres de distintos temas como bodhichitta, emociones, compasión, cuidado del medio ambiente, identidad de género, y otros, coordinar junto con las líderes laicas los numerosos proyectos a través de los que llegamos al público y en general guiar a nuestra comunidad amplia en su crecimiento espiritual. En la noche practicamos en comunidad, dedicamos los méritos de todo lo que hemos hecho durante el día a nuestros/as benefactores y a quienes solicitan específicamente nuestras plegarias.

AVISO:  

Todos los donativos que recibimos son destinados a sostener la vida de nuestra pequeña comunidad residencial y los proyectos que levantamos para nuestra comunidad amplia. No recibimos apoyo económico de ningún maestro o institución religiosa y nunca hemos realizado donativos a maestros, más que las aportaciones simbólicas menores de cien dólares en las ocasiones que hemos tenido audiencias con algunos de ellos.

Si tú quieres apoyar nuestras actividades y nuestra vida en comunidad, puedes contribuir a través de tu tarjeta de crédito
o por Pay Pal utilizando el botón arriba.