Consejo Editorial del Blog Instituto Budadharma

En un esfuerzo por esclarecer y comprender mejor los desafíos que enfrentamos en nuestros lugares de trabajo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en colaboración con Lloyd’s Register Foundation y Gallup, ha realizado una encuesta global sobre violencia y acoso en el trabajo. Este estudio, aunque revela situaciones que requieren nuestra atención y cuidado, también nos ofrece una oportunidad para crecer y mejorar.

La encuesta nos muestra que alrededor de 23% de las personas en entornos laborales de todo el mundo ha experimentado alguna forma de violencia en su lugar de trabajo. Es importante reconocer que, aunque este número es significativo, también refleja la valentía de aquellos que han elegido compartir sus experiencias. Curiosamente, solo la mitad de las personas afectadas han hablado de estos incidentes, a menudo después de enfrentar situaciones repetidas, lo que nos habla de la necesidad de crear espacios más seguros y abiertos para la comunicación.

Algunas de las razones por las cuales las personas tal vez no comparten sus experiencias incluyen la percepción de que hacerlo podría no llevar a un cambio positivo, o el miedo a las repercusiones en su reputación. Esto nos recuerda la importancia de la empatía y el apoyo en nuestros ambientes laborales.

Es interesante observar que las mujeres tienden a compartir sus experiencias más que los hombres. Además, la violencia y el acoso psicológicos son más comunes que los físicos en el espacio laboral, con un mayor número de mujeres reportando acoso sexual.

Entre los más afectados por estas situaciones se encuentran los jóvenes, los trabajadores migrantes y aquellos en empleos remunerados. Las mujeres jóvenes y las mujeres migrantes son particularmente vulnerables a ciertos tipos de acoso y violencia.

Este estudio subraya la importancia de trabajar hacia entornos de trabajo más seguros y respetuosos, nos invita a reflexionar sobre la importancia de iniciativas, como el Convenio 190 de la OIT y la Recomendación núm. 206, que buscan establecer normas internacionales para prevenir, abordar y eliminar la violencia y el acoso en el trabajo.

En última instancia, estos hallazgos nos llaman a actuar con compasión y a buscar maneras de mejorar y cuidar nuestros espacios laborales, asegurando que sean ambientes donde todos se sientan seguros y respetados.

Reservas para hablar de ello

Cuando decimos que hablar de acoso o violencia en el trabajo es una “pérdida de tiempo”, esto puede tener diferente significado para cada uno de nosotros. A veces, podría reflejar la sensación de que alzar la voz no llevará a un cambio real. Quizás en el pasado, cuando intentamos hablar, no nos tomaron en serio o la respuesta de la administración no fue la adecuada. Eso, a veces, deja una huella de desilusión y desconfianza, haciendo que nos preguntemos si vale la pena hablar de nuevo.

Por otro lado, está el miedo a dañar nuestra reputación. Hablar sobre acoso o violencia podría traer consecuencias negativas, especialmente en lugares donde el silencio es la norma o donde hay desequilibrios de poder. Existe el temor a ser vistos como problemáticos o difíciles, a enfrentar represalias o incluso a que nuestra carrera se vea afectada. Este miedo suele ser aún más intenso en ambientes donde las relaciones y la reputación son clave para el progreso profesional.

En resumen, detrás de la idea de que hablar es una “pérdida de tiempo” o el temor a dañar nuestra reputación, hay una mezcla de experiencias pasadas y preocupaciones sobre las posibles consecuencias. Estas son realidades con las que muchas personas lidian en sus lugares de trabajo, y reflejan los desafíos a los que nos enfrentamos al intentar abordar estas difíciles situaciones.

¿Qué hacer como practicantes budistas que se comprometen con la no violencia?

Enfrentar una situación de acoso en el trabajo, ya sea como testigo o por confidencia, requiere de un enfoque cuidadoso y consciente. Aquí hay algunas sugerencias para tener en cuenta, siempre tratando de poner corazón y sabiduría en nuestras decisiones:

Escucha con Compasión: Si alguien te comparte su experiencia de acoso, lo primero y más importante es escuchar con empatía y sin juzgar. La compasión activa es fundamental. Reconoce el valor que requiere hablar sobre estas experiencias y asegura a la persona que está siendo escuchada y tomada en serio.

Mantén la Confidencialidad: Respeta la privacidad de la persona que comparte su experiencia. Mantener la confidencialidad es crucial a menos que te den permiso explícito para actuar o compartir la información.

Ofrece Apoyo y Recursos: Anima a la persona a buscar apoyo profesional si es necesario. Puedes sugerirle hablar con el departamento de Recursos Humanos o buscar asesoramiento externo. Si se siente bien con ello, ofrécele acompañarle en este proceso.

Actúa con Integridad: Si eres testigo de acoso, considera tus opciones para intervenir. Esto puede variar desde hablar directamente con la persona involucrada (si es seguro hacerlo), hasta reportar el incidente a un superior o a recursos humanos.

Fomenta un Ambiente Seguro: Promueve un clima de respeto y tolerancia cero hacia el acoso en tu lugar de trabajo. Esto puede implicar participar en o iniciar campañas de concientización y capacitaciones sobre el tema.

Reflexión Personal y Atención Plena: Tómate un tiempo para reflexionar sobre la situación. La práctica meditativa puede ayudarte a manejar tus emociones y pensamientos relacionados con la experiencia, permitiéndote actuar de manera más consciente y equilibrada.

Busca Asesoramiento y Apoyo: Si sientes que la situación te sobrepasa, no dudes en buscar asesoramiento profesional para ti mismo. Esto te ayudará a tener una perspectiva adicional y estrategias para abordar la situación de manera efectiva. Considera la posibilidad de recurrir o crear un grupo de autoayuda.

Fomenta el Cambio Positivo: Si te das cuenta de que el acoso es un problema recurrente en tu lugar de trabajo, considera formas en que puedas contribuir a un cambio sistémico, ya sea a través de la participación en comités de diversidad e inclusión, sugerencias para mejorar las políticas de la empresa, o simplemente siendo un aliado activo y visible en el lugar de trabajo.

Recuerda, tu respuesta como individuo puede tener un gran impacto no solo en la persona afectada, sino también en la cultura general de tu lugar de trabajo. Actuar con empatía, integridad y coraje es esencial en la promoción de un ambiente laboral seguro y respetuoso.