Tras recibir la invitación para compartir mis reflexiones acerca de cómo el dharma ha influido en mi vida personal, laboral y social, gustosa la tomé y comparto. He aquí mi historia:

Comienzo por platicarles que en esta realidad convencional me llaman Diana Guadalupe Romero García, soy originaria de la Ciudad de México, en la bella República Mexicana. Desde hace 26 años radico en el Estado de Aguascalientes.

Tengo 63 años, hace 40 años casada con Enrique Leal, tenemos dos hijos Enrique y Diego. El primero, casado con Mayola, nos han dado la alegría de dos nietas, Camila de 6 años y Emma de 3 meses. Diego vive con su encantadora novia Fer.

Inicié en el camino budista hace aproximadamente 35 años. Eso ocurrió cuando, estudiando tanatología, invitaron a un maestro de budismo llamado Tony Karam a hablarnos acerca del tema de la muerte. Al escucharlo sentí como mi pecho se expandía con gran emoción al revelarse ante mí algo que me parecía muy familiar, una ideología que me parecía lógica y congruente, sentía que la muerte tenía que ser de esa manera y me preguntaba cómo el mundo occidental al infundir temor no nos permite observar ese fenómeno con naturalidad.

A partir de esa enseñanza, inicié mi búsqueda en el budismo, quería saber más.

Al cabo de unos meses me enteré que el gran maestro Lama Tenzin Wangyal Rimpoché vendría a México para impartir un curso llamado “Las Seis Lámparas”, es un encuentro con el budismo Bön. De inmediato me inscribí.

Conforme se fue estructurando en mí el aprendizaje del dharma, comprendí que la segunda enseñanza que escuché, (después de la visión de la muerte), fueron las seis paramitas (le llamaba Seis Lámparas). Me llenaba de alegría aprender acerca del amor, la bondad, la compasión, la generosidad, la ética. Comencé a comprender que no hay que rezar esperando el milagro, sino que el milagro es tener esta vida humana y ese potencial búdico que poseemos, y que depende de cada uno el desarrollarlo y compartir este crecimiento con los demás.

A nivel personal; teniendo muchas kleshas y hábitos mentales incorrectos y comodinos, puedo comentarles que he tenido altibajos en el budismo, los que resumo en episodios de relativa latencia, al soltar la práctica meditativa sumada a la pereza; pero aquello que se instaló en mi mente a través de las enseñanzas, siempre me ha hecho reflexionar, teniendo presentes mis acciones, responsabilizándome de ellas.

Por fortuna algo en mi interior, una sabia terquedad, me ha hecho regresar y volver a conectar de manera más firme y profunda con la necesidad de continuar en este camino por sentirme maravillada, cautivada, por observar transformaciones internas al ser más paciente, más reflexiva, menos dramática, más generosa, cuidando mi ética, más consciente de mis acciones, más consciente del diálogo interno, en pocas palabras, por sentirme mejor persona. He comprendido que, como bien dicen, el camino es gradual. Paso a paso.

Aproximadamente a los 40 años tomé refugio, me hice budista, mi nombre es Karma Rinchen Kändro, que tiene una traducción hermosa: Daikini del más alto tesoro.

Durante todos estos años de búsqueda y camino, he asistido a cursos y retiros, teniendo la fortuna de encontrarme con grandes maestros que han aportado sus experiencias y su infinita compasión en sus enseñanzas, como son S. S. Dalai Lama, Lama Zopa Rimpoché, Ven. Thubten Chödron, Allan Wallace, Matthiew Ricard, Dzongsar Khyentse Rinpoché, Chökyi Nygma Rinpoche, Gueshe Tsulga, Lama Ole Nydhal y desde luego nuestra guía maravillosa Dämcho y las monjas de la Comunidad Dharmadatta, entre otros. Estoy segura que han dejado una impresión mental profunda e increíble que acompañará a esta continuo mental hasta la iluminación. He estado en varias escuelas, también he tenido dolores y decepciones mundanas que creía que no se daban en el ambiente budista, ahora comprendo que han sido grandes enseñanzas.

En cuanto a lo social, he de confesarles que ha sido difícil para mí dejar algunos ambientes que sé son incorrectos para la práctica pues se incurre en el chismorreo y se manifiestan los kleshas de los cuales estoy queriendo deshacerme. Ahora con los años, he podido convivir más sabiamente con esto. Cuando lo detecto, trato de alejarme y si no puedo hacerlo, permanezco en silencio, repito mantras y si puedo, hago meditación. Procuro estar muy pendiente de lo que surge en mi mente, veo esa situación como una enseñanza y si puedo hacer algo positivo, actúo.

Por otro lado, en lo social; me agrada platicar de dharma con quien desee hablarlo, o bien, en pláticas profundas, comento reflexiones, posturas, conductas, fenómenos y demás, sin necesidad de explicar qué es budismo, es simplemente una forma de vida.

En cuanto a mi trabajo, me dedico a la Psicología Clínica y a la Tanatología. Muy satisfecha les comento que la enseñanza del dharma y desde luego la Psicología Budista, juegan un papel importante en el intercambio que tengo con mis pacientes, ya que me proveen de grandes recursos para compartir con ellos y en mi mente siempre está presente que puedan ser felices y dejar de sufrir. Como tanatóloga, he acompañado a muchas personas en el proceso de morir, lo que creo, me permite comprender un poco más la realidad de la muerte, es todo un tema en mi historia de vida, me siento satisfecha.

Como pueden leer, intento vivir en el dharma; estoy empezando a comprender que vivo en esos campos búdicos maravillosos que menciona el Sutra de Vimalakirti, de los que tanto nos habla nuestra preciada Maestra Dämcho. Intento vivir conscientemente, estoy aprendiendo a conectar con la comunidad.

Ahora, si me lo permiten, siento que he llegado a casa, a la Comunidad Dharmadatta, quien nos ha recibido a todos de manera incondicional y amorosa. Me siento profundamente agradecida.

Sé que el camino es largo y en mis plegarias siempre pido motivación para seguir adelante, deseo vincularme con los demás a través del amor bondadoso y la verdadera compasión. Es el camino que intento seguir, mi gran inspiración.

Saludo con profundo cariño y agradecimiento a toda la Comunidad Dharmadatta.

Reseña Biográfica

Diana Guadalupe Romero García nació en los Estados Unidos Mexicanos, concretamente en la Ciudad de México, hace 63 años.  Está casada, tiene dos hijos y dos nietas. Vive en la Ciudad de Aguascalientes, México.

Estudió Psicología Clínica.  Es especialista en Terapia Psico-corporal, Tanatología y Terapia Sistémica Familiar y de Pareja.

A la edad de 30 años tiene su primer encuentro con el budismo y desde entonces se ha interesado en el estudio y la práctica en varias organizaciones y con diversos maestros. 

Se incorpora al Instituto Budadharma hace aproximadamente 5 años.  Actualmente estudia el Programa de Formación.