La Comunidad de monjas Dharmadatta es una comunidad espiritual que se basa en la amistad. Fue fundada en el año 2009 como un lugar en el que las mujeres que hemos tomado el camino budista como monjas en comunidad, podamos cultivar juntas el corazón y la mente, adiestrándonos tanto en el Dharma como en el vinaya o disciplina monástica. ram-14

Todas las mujeres de nuestra comunidad han llevado una vida profesional y personal propia antes de convertirse en monjas. Éramos periodistas, contadoras, abogadas y profesoras de escuela. Nuestra vida cumplía con la mayoría de las definiciones mundanas de éxito y disfrutábamos ampliamente de todo tipo de condiciones favorables. Sin embargo, cada una a su manera tenía una sensación constante de insatisfacción y el anhelo de una vida que tuviera mayor sustancia y un valor más duradero.

Hemos escuchado todos los argumentos que dicen que la vida monástica es irrelevante, anticuada o inadecuada para los occidentales. No obstante, vamos por este camino monástico y lo hacemos juntas, con la firme convicción de que ahora, más que nunca, el monasticismo budista es relevante, adecuado y necesario sobre todo en Occidente. Para hacer frente a las crisis ambientales y sociales sin precedentes de nuestro siglo, creemos que el monasticismo budista tiene una función importante que desempeñar, al demostrar que es absolutamente posible llevar una vida rica y gozosa con mucho menos de lo que nuestra sociedad insiste en que es indispensable tener para vivir felices. Asimismo, resolver nuestros problemas ambientales y sociales requiere que reestructuremos nuestras relaciones con nosotros mismos y con el planeta; así podremos vivir de un modo que honre nuestra interdependencia y permita nuestro mutuo florecimiento. También en esta área hemos encontrado que la vida monástica budista tiene mucho que ofrecer para inspirar el replanteamiento de nuevas formas de relacionarnos.

Descubrimos que, como monjas, de alguna manera nuestra vida está más comprometida con el mundo de lo que estaba antes. Hemos encontrado nuevas oportunidades de servir, en especial en las sociedades de habla hispana, y ahora nuestro compromiso y nuestras aspiraciones se extienden mucho más allá de los pequeños rincones en los que estábamos interesadas anteriormente. Lo cierto es que ahora nuestras vidas nos parecen mucho más satisfactorias y plenas de significado de lo que en algún momento nos atrevimos a soñar. Seguimos soñando, aspirando a construir un bello y floreciente espacio en el que podamos beneficiar a los demás de una forma en la que ni nosotras mismas podemos imaginar.