El arte es fruto de una sociedad y tiempo concretos, de una determinada forma de ver el mundo. Para nosotras y nosotros, como practicantes budistas o personas interesadas en el budismo, esta “forma de ver el mundo” nos queda muy lejos tanto en el tiempo como en el espacio. Así que, aunque muchas de nosotras y muchos de nosotros podemos haber sentido fascinación al ver obras de arte budista por sus colores, sutiles formas y bellas imágenes, no llegamos a comprender el mensaje que nos quieren transmitir debido a esta distancia. Y una de las razones por las que surge este curso es para solucionar este vacío y que ante una imagen podamos reconocer este mensaje y de este modo establecer una comunicación entre la obra y nosotras o nosotros.
Esta comunicación la he experimentado yo misma y es que, aunque siempre he tenido una gran devoción por Budas y Bodhisattvas, lo cierto es que desde que asistí a las dos primeras clases del curso de arte, el comprender los Mudras así como diversos gestos puedo decir que ha tenido un impacto en mí. Un ejemplo de ello ha sido el reconocer el Varadamudrā y es que por una parte ha sido un bálsamo para mi corazón al poder leer el gesto de otorgar y por otra despierta en mí y refuerza el anhelo de llegar a una ecuanimidad perfecta cuando sé que este gesto va dirigido a todos los seres.
La segunda razón se enfoca en los artistas. Y es que con la gran riqueza de creatividad que caracteriza a los países de habla hispana es una verdadera lástima que el desconocimiento del lenguaje propio del arte budista se traduzca en la inexistencia de obras. Así el curso da las herramientas necesarias a las artistas y los artistas hispanohablantes para crear obras que, aunque basadas en una iconografía común que ha sido utilizada durante más de dos mil años, reflejen nuestra cultura e idiosincrasia siendo también reflejo de la extraordinaria versatilidad que podemos ver en el budismo al fusionarse con una nueva cultura, país o sociedad.
Por último, no quisiera acabar sin compartir mi experiencia como voluntaria en la gestión del correo electrónico de este curso. Experiencia que para mí fue un regalo de incalculable valor al permitirme acceder y vivir una cadena de amor, generosidad y bondad. Sí, esto es lo que fue para mí el enviar los emails antes de lo cual seguía mi respiración o conectaba con mi cuerpo porque sabía que iban, de una forma u otra, a impactar en otras vidas. Y es que el hecho de ser una comunidad online no significa frialdad o distancia, todo al contrario si tenemos plena consciencia que al otro lado está una persona con sus esperanzas, anhelos, sufrimientos, alegrías…. Toda esta mezcolanza que somos cada una y cada uno de nosotros. Así mimé lo mejor que supe cada email, preocupándome por buscar la información que esa persona necesitaba saber o solucionando un problema u otro. Y esta generosidad era correspondida con generosidad por parte de la persona a la que escribía. Amor, bondad y generosidad sin nombres, sin un “yo”, sino simplemente sentir este flujo de buenos sentimientos que van y vienen de un lado a otro del mundo.
Lourdes Puig.