El corazón noble de un joven tibetano responsable de guiar a miles de seres, se abre de nuevo a la inquietud y fuerza de la juventud que lleva sobre sus hombros, que conjuga una larga historia y con ello la experiencia del esfuerzo, el dolor  y la perdida; pero también la experiencia del logro, la fuerza y la determinación.

Dieciséis jóvenes europeos concluyeron el último día del mes de agosto su visita a la India, donde se reunieron con el propósito de compartir y explorar con Su Santidad el Karmapa los temas que a la nueva juventud europea le interesan.

La reunión de estos jóvenes fue como la expresión de una pintura contemporánea que dejó atrás el arte exquisito europeo para mostrarnos una mágica y atrevida combinación de colores, emociones y talentos que saltaban en el lienzo, y donde los artistas pusieron uno a uno su autorretrato y firmaron.

Sentados por horas cada mañana en el suelo de un cálido salón, discutían juntos los temas y exploraban a la vez su propia historia personal y cultural.

Abrieron sus corazones y dejaron ver sus heridas, buscaron juntos el hilo conductor para expresarlas a quién compartió con ellos una nueva perspectiva. Más allá de la simple mirada a lo obvio, les regaló una atrevida visión al interior, poniendo en sus manos el reto de tomar el timón y llevar el barco a una nueva dirección.

Fueron más allá de la teoría al no tratar simplemente de encontrar temas de interés mundial para la juventud, sino al profundizar en la experiencia de vivir estos temas. Empezaron por hablar de comunidad y terminaron construyendo ellos mismos una comunidad donde los acuerdos, reglas y convenios se establecieron por el grupo, para el grupo y con el grupo. Hasta llegar a ser capaces de dialogar abiertamente sobre liderazgo, adicción, consumismo, espiritualidad, materialismo espiritual, educación, resolución de conflictos y la construcción de la paz.

Una atrevida holandesa rompió todos los paradigmas, dejando ver detrás de los tatuajes un suave corazón. La seriedad y distancia que a veces caracteriza a la comunidad europea, se derritió ante las sonrisas y alegría de cada uno de ellos. Todos aportaron a esta obra de arte en construcción, color y viveza. Eslovenia, Alemania, Polonia, España, Inglaterra, Irlanda, Italia, Francia, Bélgica y Dinamarca se atrevieron a expresar, a escuchar y a explorar más allá de las palabras.

Venerable Damcho salía cada mañana de casa al centro de entrenamiento Jagori, donde se reunía con los jóvenes europeos, poniendo el lienzo sobre la mesa, con los pinceles de la discusión abierta y respetuosa, la expresión del arte por medio de sus propias experiencias y el atrevimiento de estos artistas al tomar el riesgo de plasmar abiertamente su sentir, pintaban con agudeza guiados por  Venerable Damcho las preguntas para plantear al Karmapa, entonces elegían un expositor y salían por la tarde al encuentro.

Después de la sesión con Su Santidad el Karmapa, se reunían de nuevo a expresar y tratar de digerir juntos lo sucedido.

Al término de este encuentro, han construido juntos un espacio en su interior, han encontrado una forma diferente de mirar sus propias heridas, de dirigir su fuerza interior, de valorar las diferencias y encontrar el punto de encuentro en el desacuerdo.

Ahora cada uno ha partido a lugares diferentes con la promesa de encontrarse en dos años en México y volver a trazar en el lienzo de su vida una nueva experiencia.