La Comunidad Dharmadatta guió tres días de peregrinaje a lugares sagrados y monasterios budistas, en Dharamsala y alrededores, con practicantes de Dharma que viajaron a India para recibir la transmisión de Mahamudra con Tai Situ Rinpoché. El grupo estaba formado por 41 personas de distintos países de Latinoamérica y otros estudiantes europeos. Adriana Barros, de Uruguay, nos comparte aquí esta experiencia.

Los días vividos en Dharamsala en peregrinaje quedarán, sin duda, marcados en nuestras vidas.  El contacto con los lugares sagrados impregnados con la presencia de grandes maestros y muchas generaciones de mujeres y hombres practicantes de Dharma, hizo que se profundizara un vínculo que perdurará  a través del tiempo…

27 de marzo: Una vez que habíamos llegado todos, de los distintos países, empezamos nuestro peregrinaje con la visita a Drolmaling, un importante monasterio de monjas donde tuvimos la oportunidad de ver el inicio de la larga sesión de debate. Nos causó un inmenso regocijo ver las condiciones favorables para el estudio y la vida en comunidad para las monjas, que hasta tiempos recientes empiezan a tener la oportunidad de formarse académicamente.

28 de marzo:Salimos repartidos en varios vehículos, rumbo al monasterio de Sherabling, sede de Tai Situ Rinpoche. La emoción al llegar a su lugar de residencia y fortalecer la conexión con el maestro que nos daría la trasmisión de Mahamudra, fue en aumento al sentarnos a realizar nuestra práctica de meditación dentro del templo principal del monasterio. Justo en ese momento los monjes de Sherabling estaban llevando a cabo una práctica intensa, de varios días, de purificación de Vajrasattva. Al fin de una pausa en esta ceremonia, el sonido de los tambores llamando a los monjes al templo, verlos acudir corriendo, escuchar sus cantos y sus prácticas llenaron nuestros sentidos.

Así plenos, salimos hacia Tashi Jong, al monasterio sede de Khamtrul Rinpoché, del linaje Drugpa Kagyu.  Una vez allí, y luego de subir por un camino hacia la cima de una colina, alcanzamos el silencio y la quietud del recinto donde se guardan las reliquias dejadas por el gran yogui Togden Amtrin.

Ahí mismo, en meditación, permanecimos sentados unos junto a otros, abrazados por la calma y la energía poderosa de ese lugar sagrado donde todo se hizo atemporal… Con esa calma y con la noche pisando nuestros talones, llegamos  a Dongyu Gatsal Ling, el monasterio de Jetsunma Tenzin Palmo. Maravillados escuchamos los relatos de Venerable Damchö sobre las imágenes, en las pinturas murales y en los altares, de la presencia femenina: maestras, budas, yoguinis y deidades plasmadas en el interior de la gompa. Un lugar bellísimo mucho más allá de su estructura arquitectónica.

Saturados de inspiración retornamos al hotel a hacer juntos la práctica de Chenresig, y a prepararnos para el siguiente día…

29 de marzo:Temprano en la mañana, luego de recitar las Alabanzas a Tara, salimos hacia Tilokpur Nunnery, un pequeño monasterio que apenas es suficiente para alojar a las monjas que allí residen. Fuimos recibidos cálidamente por ellas, que estudian y practican sin grandes recursos mientras mantienen bajo su cuidado el monasterio donde se conserva una reliquia imponente: el mortero utilizado por el gran yogui Tilopa para moler las semillas de sésamo.

Su cordialidad se hizo manifiesta en el té con galletas tibetanas que nos ofrecieron antes de emprender el camino hacia nuestro próximo destino: ¡la cueva de Tilopa!, sin duda un punto muy alto en nuestro peregrinaje. ¡Y allá fuimos! Avisados de que necesitaríamos atravesar el cauce de un río con enormes piedras, y subir por una escalera jalando una cuerda, llegamos al lugar. Todas las palabras que pudiera emplear para describir este momento se quedarían en el camino… estar allí debajo de la entrada de la cueva, entonar las plegarias, ver cómo uno a uno los peregrinos iban subiendo, los abrazos con las maestras, las lágrimas, el momento de subir y sentarse a meditar en un lugar saturado de espiritualidad, donde el tiempo y el espacio desaparecieron y la mente se hace una con la naturaleza, son sólo intentos de descripción de un momento único e irrepetible…

Así, conmovidos por la experiencia compartida, regresamos… Aún faltaba otra sorpresa… Pero esa ya es otra historia… [ve la próxima entrada de blog].