Aquí una voluntaria de Ib no comparte su experience en este retiro hecho a distancia desde Ecuador.

Lo primero que siento es una profunda gratitud por mi madre pues se encontraba conmigo en Ecuador y me permitió disponer del tiempo necesario para estar al 100% en las sesiones del retiro durante los dos días, ella muy amorosamente se hizo cargo de atender a mi esposo quien se encuentra en una situación de salud difícil, y por supuesto a él quien respetuosamente no me interrumpió  durante las sesiones.

Soy facilitadora del Instituto hace un año y fui invitada a ello por una hermana vajraque compartió conmigo por tres meses el retiro de Vajrasatva; en ese entonces la motivación y el compromiso generados por el poder de la práctica me llevó a dar un sí contundente; además gracias a la generosidad de nuestras maestras y en especial de Venerable Damchö, al ser parte de este grupo de retirantes, me convertí en estudiante de La Liberación Paso a Paso y voy en mi segundo ciclo de formación.  Todo ello generó profundos cambios en el día a día, en la agenda y contundentemente en la práctica.  Leí los documentos, hice el curso e inicié bajo la tutoría cálida y precisa de Myrna Hinojosa.  Generosidad fue mi primera facilitación y mi segundo curso como estudiante a la vez. He sido catedrática en algunos años de mi vida y siempre me resistí a la educación virtual, en ese tiempo no apreciaba ni comprendía el valor que ello proporciona en la formación a distancia; rompí mis paradigmas y me lancé al ruedo y como les cuento ha pasado de ello un poco más de un año.  No tenía mayor conciencia de mi labor hasta que comencé a ser estudiante pues pude darme cuenta del profundo impacto de la formación en mi vida y pude comprender la trascendencia de ella en las personas que estaban inscritas en cada curso; “esto también puede transformar sus vidas profundamente” pensaba y eso me llenó de mucho entusiasmo.  Posteriormente mi esposo enfermó, tuve unos seis meses de desestabilidad, no pude realizar mi labor como antes, me desmotivé, lo sentía en los estudiantes también, falló el chat, etc, etc. y en ocasiones me frustré e incluso dudé para aceptar la facilitación de este año, del cual sólo acepté dos trimestres.

Pero el 23 de febrero mucho dentro de mí cambió.   La enseñanzas de Venerable fueron realmente impactantes, el recordarme del profundo regocijo que implica poder ofrecer el Dharma en medio de este loco y multifacético samsara, y al mismo tiempo, reconocer que soy una condición y no más que eso, aunque ello no disminuya su enorme valor, me quitó un enorme peso de encima y me permitió sentir un profundo regocijo y gratitud.   En mi cuaderno de notas escribí “siembra, siembra, siembra cris, aunque no llegues a ver la cosecha en esta vida”;fue tan importante que cambió mi perspectiva, no sólo como facilitadora sino más ampliamente como practicante budista, “la cosecha no se ve en esta, ni en muchas vidas posiblemente” dijo nuestra preciosa maestra, no por ello debemos subestimar cada semilla de virtud en nuestra mente, ¿puedo seguir siendo la misma practicante después de contemplar esto?. Me cayó el 20, como dirían mis amigos mexicanos.   Las exposiciones de Rosalía y Nelson me adentraron en una información que no conocía o que conocía superficialmente, ver desnudamente cómo funciona el Instituto, las personas que le sostienen y la labor tan importante de tod@s me causó admiración y mucho respeto, a la vez que sentí una gran responsabilidad al comprender las palabras de Venerble al recordarnos soltar la expectativas de nuestra labor y me sentí también acompañada y apoyada por el sistema compartido de Planeación que expuso Nelson, el nuevo co-director junto con Rosalía de nuestro instituto.

Y finalmente, sí, digo NuestroInstituto, pues eso es lo que sentí al poder compartir, ver, escuchar y sentir a mis compañer@s facilitadores en la actividad de planeación, reconocí a quienes sólo recordaba por su nombre y al final como much@s me conmoví en el compartir emotivo de tod@s quienes asistimos presencial y virtualmente al cierre del retiro.   Ni el tiempo ni el espacio ni la distancia fueron impedimento para sentirme parte de esta gran comunidad que crece no sólo en número yo creo que también en virtud y méritos.  Cuán afortunados somos de ser parte de este infinito proyecto, de esta familia llamada formalmente Intituto Budadharma.  Les abrazo a todos.   Una lluvia de flores a nuestra comunidad de Monjas quienes nos guían para ser de máximo beneficio a todos los seres.

Christina