El retiro de Metta, en donde 140 personas descubrimos este método hábil para desarrollar el amor bondadoso, tuvo lugar durante cuatro días intensos en donde estuvimos practicando el noble silencio, recibiendo enseñanzas y haciendo ejercicios de reflexión y meditaciones de shámata y metta.
Me atrevería a afirmar que si bien algunos ya estábamos familiarizados con lo que significa Metta y habíamos hecho una que otra meditación guiada por los cursos en los que estamos inscritos, no esperábamos que el proceso fuera tan fuerte, ni que estuviéramos tan perdidos en nuestros conceptos sobre el amor.
Desde la primer enseñanza con Venerable Damcho, tuvimos que ver hacia adentro de nosotros y afrontar la sospecha (que muchos tenemos) de que “algo nos falta” para ser dignos de ser amados incondicionalmente. Aprendimos que este pensamiento se generó en la infancia y que con ciertas frases o situaciones lo hemos ido alimentando, hasta volverlo algo sólido, como un caparazón con el que tratamos de proteger nuestra vulnerabilidad, que jamás se va. No importa que ya no seamos esos niños que necesitaban protección, no importa que ahora seamos adultos, nuestra vulnerabilidad tal vez adquiera nuevas formas, pero no desaparece. La práctica de Metta es una herramienta para trabajar con nuestra vulnerabilidad, nuestras partes difíciles, nuestros miedos, nuestras heridas, todo desde el amor incondicional.
Y aunque a veces ha sido incluso doloroso, tuvimos la oportunidad de deconstruir nuestros conceptos de amor tan relacionados con lo romántico o con ideas tóxicas y apreciar lo que el amor incondicional puede lograr, no solo en relación con nuestra pareja o nuestros hijos, sino con personas desconocidas, con las personas que nos irritan y en algún momento, cuando estemos listos, en relación con personas que nos provocaron algún daño.
Acceder al manantial interno de amor que todos, absolutamente todos, tenemos y poder ofrecerlo al mundo, es un arma para protegernos de forma constructiva ante el mundo y ante el sufrimiento.
En este retiro, por primera vez, las enseñanzas no eran solo impartidas por Venerable Damcho, Venerable Dapel nos guió con un estilo ligero y divertido, aprendimos de su mano la estructura de Metta, la construcción de frases para apoyar nuestra meditación y la meditación como tal.
Ya han pasado varios días y sigo pensando en lo aprendido y me doy cuenta que todavía tengo mucho que digerir. Mi mente se está familiarizando con estos nuevos pensamientos que empiezan a surgir de forma tan natural como lo hacían antes los pensamientos de ansiedad o auto rechazo, pero esta vez me permito darme lo que nadie más puede darme tan perfectamente, y me permito desearme seguridad, bienestar, salud y extender este sentimiento de amor hacia todos los seres.
Yazmín Elizabeth Durán Villeda