Con esta entrada que Mirna escribió compartimos sus impresiones sobre el retiro de facilitadoras y facilitadores del Instituto Budadharma, en Noviembre pasado. Junto con esto, enviamos a todas y a todos nuestras aspiraciones de que ustedes, su familia y todos los demás conectados con ustedes difruten de salud y demás condiciones favorables, especialmente les deseamos las condiciones más propicias para su camino de transformación. ¡Feliz año nuevo!

 

El viernes 17 de noviembre del 2017 llegue a Casa Xitla, en la Ciudad de México, para participar en el Retiro de Facilitadoras y Facilitadores del Instituto Budadharma, y fue como llegar a una reunión familiar. Me encontré con personas que ya había tenido la oportunidad de conocer en retiros anteriores, personas que había oído nombrar pero nunca había visto, así como amigas y amigos de Facebook. Todas las y los que estábamos ahí teníamos un propósito en común: ser de beneficio para los demás.

En formas diferentes, con habilidades distintas, con puntos de vista y formas de pensar diversas, 15 personas de forma presencial, junto con nuestras compañeras y compañeros en España, Venezuela, Alemania, Colombia y otras partes de México que estaban presentes en línea, coincidimos en un hermoso lugar en la CDMX para aportar, contribuir y sumar a este valioso proyecto, el Instituto Budadharma.

Como en una sinfonía, donde cada instrumento es diferente y su sonido es único, así en las juntas de trabajo cada facilitadora y facilitador realizó su participación, su aportación a la melodía. Con la guía de nuestra maestra espiritual, Venerable Damcho, junto con las aportaciones y experiencias de Venerable Lodro, el objetivo del fin de semana fue tomando forma, se iba formando la melodía.

Los participantes formamos equipos de trabajo, de acuerdo a las habilidades y potenciales de cada uno, para establecer de manera clara y precisa lo que queremos lograr y cómo vamos a hacerlo para seguir ofreciendo la oportunidad de estudiar y formarse en el Dharma a más y más personas.

La experiencia de estar y compartir con nuestras queridas monjas de la Comunidad Dharmadatta fue inspiradora. En ocasiones como esta es cuando llegamos a pensar: “Realmente sí puedo ser un bodhisattva, las monjas lo son y ellas son personas como yo. Yo también puedo, también tengo naturaleza búdica.” En este retiro de fin de semana vimos que nuestra función no sólo es de gran beneficio para cada uno de los ochocientos estudiantes que se inscriben cada trimestre en el Instituto Budadharma, sino también para nosotras y nosotros, ya que tenemos la oportunidad de vivir la tarea de facilitar los cursos como una práctica espiritual.

Al finalizar los tres días de intenso trabajo, reflexión y enseñanzas, cada facilitadora y facilitador partimos hacia nuestras casas con la maleta llena de alegría, dedicación y esfuerzo gozoso por tener la oportunidad de practicar la forma más hermosa de generosidad, la generosidad del Dharma. Partimos también con la confianza de que somos una comunidad, donde todos aprendemos y contribuimos. Así, los lazos de amistad se han estrechado y son un sustento de esta noble labor conjunta. Como lo dijo el Buda, “la amistad es la totalidad del camino espiritual”.

Agradezco profundamente al Instituto Budadharma, a su directora Leslie Serna, una Chenrezig viviente con cuatro brazos y compasión infinita, y a la Comunidad Dharmadatta por la oportunidad que nos dan a las facilitadoras y facilitadores de poder colaborar en este bello proyecto. Gracias por todo.

Myrna Hinojosa