¿Qué es lo que realmente importa en la vida que tienes ahora?
Los sismos que vivimos los días pasados ocurrieron en el segundo mes del retiro, justo el mes en el que los retirantes guardan completo silencio. Esto hizo que viviéramos aquí de manera muy intensa y real la experiencia de la impermanencia de todas las cosas. En esos momentos se hizo evidente no solo la fragilidad de la vida sino también su inmenso valor, y por lo tanto la urgencia de hacerla significativa mientras la tenemos.
Desde el principio del retiro cada una de las sesiones de meditación se ha estado iniciando precisamente con la contemplación acerca de qué es lo que verdaderamente da sentido a una vida humana, así como la importancia de aprovecharla en cada momento con un propósito que esté a la altura del potencial que tenemos.
En el momento en el que ocurrieron los sismos habíamos pasado varias semanas de estar quitando capas superficiales para poder trabajar en los niveles más profundos de nuestras emociones conflictivas, y ver con dolorosa honestidad nuestras acciones equivocadas y dañinas en esta vida, de modo que la sensibilidad de todos en aquel momento estaba en su punto más alto.
Por la intensidad y la sinceridad de su práctica, los retirantes tenían entonces la preparación interna no solo para responder con ecuanimidad a los movimientos de la tierra, sino para utilizar esa experiencia en el proceso mismo de transformación que han estado viviendo. Preguntándose y explorando seriamente cómo han estado utilizando este recurso precioso y frágil que es la vida, sesión tras sesión exploran qué conductas y qué propósitos carecen totalmente de sentido y hay que abandonar, y cuáles urge cultivar sin más demora.
El día del sismo del 19 de septiembre, cuando nos dimos cuenta de que el epicentro no había sido en el mar, como el primero, sino en el Estado de Puebla, inmediatamente nos dimos a la tarea de hacer contacto con los familiares de todos los retirantes para informarles que aquí en Oaxaca estábamos todos a salvo, y para pedirles, a los familiares de los retirantes mexicanos, noticias sobre su situación y la de sus familias.
Aunque estábamos en medio de silencio estricto, abrimos el espacio para comunicar a cada retirante toda esa información. Para ellos fue un inmenso alivio recibir noticias de su familia y saber que estaban bien; esto aportó más fortaleza e inspiración para seguir trabajando, intentando integrar las enseñanzas profundas que esos eventos nos ha dejado a todos.
Ahora continuamos con el trabajo que habíamos iniciado antes de los sismos, pero además hemos agregado cada día una sesión de plegarias para acompañar en su transición a las personas que fallecieron, así como a sus familiares y amigos que sufren la súbita perdida de un ser querido, además de estar procesando el trauma de haber vivido el temblor.
Ya que aquí en el retiro contamos con condiciones propicias, de un lugar tranquilo y el tiempo dedicado por completo a la actividad espiritual, ofrecemos nuestras oraciones para acompañar y abrir nuestro corazón a los difuntos y a sus familiares en este momento. Iniciamos esta tarea el mismo día del sismo en México y la seguiremos realizando durante siete semanas. Esta sesión de plegarias que estamos haciendo específicamente para ellos es una contribución pequeña pero que nosotros valoramos mucho y ofrecemos con amor.
Para nosotros ha sido y es un enorme apoyo saber que nuestros familiares están bien y que contamos con su comprensión para poder terminar estos procesos delicados. Los retirantes llegamos aquí con una motivación sincera, y la hemos ido fortalecido y profundizando a través del retiro. Esta motivación es convertirnos en mejores seres humanos, para el bien de los que están cerca de nosotros y con quienes ya tenemos vínculos importantes, y como una aportación personal a la armonía y el bienestar duradero para todos.
Justamente, otro tema que hemos estado contemplando a lo largo de este retiro es la interconexión profunda en la que todos existimos, hecho que permite que el trabajo interior que estamos haciendo pueda influir e impactar benéficamente no solo a aquellos con quienes ya tenemos vínculos evidentes, sino a todos con los que compartimos este mundo.
El proceso de reconstrucción que sigue después de esos acontecimientos dolorosos no se habrá acabado en las cinco semanas que aún nos faltan para llevar a término el trabajo de transformación que hemos emprendido en este retiro. Esta fase final que estamos por iniciar es la que nos estará capacitando para tener mucho que ofrecer al salir. Es lo que nos permitirá consolidar lo que hemos logrado, y de ese modo, hacernos disponibles y estar presentes para contribuir a crear una nueva cultura cívica en la que la increíble solidaridad y la empatía que se manifestaron en la sociedad durante el sismo se mantengan vivas.
El reconocimiento de los vínculos que nos unen, la respuesta solidaria y bondadosa, la actitud altruista que se vieron en las calles después del sismo, todo esto es una de las más grandes lecciones que hemos aprendido, que no queremos olvidar y que queremos incorporar y honrar en nuestra vida personal, familiar y social.
Si quieres escuchar las líneas de reflexión que se han estado explorando respecto de la experiencia en los sismos puedes ver dos conferencias de Venerable Damcho que dio para la audiencia amplia.