Luego de este segundo sismo que vivimos en el retiro, los retirantes pasamos nuestro día haciendo práctica espiritual dedicada específicamente a los que no tuvieron las condiciones favorables que nosotros hemos tenido aquí. A la misma vez, reconociendo lo importante que es saber que nuestros seres queridos estén bien y saber que seguimos conectados desde el corazón a pesar de la distancia física, una de las monjas se dedicó a contactar a los familiares de cada uno de los retirantes para asegurarles que acá todo bien y para pedirles información sobre ellos. Acabamos de recibir reportes de todos los familiares de los retirantes y aunque es un gran consuelo saber que no han sufrido mucho por el sismo, estamos conscientes de que son muchos los que sí. Por lo tanto, aquí continuamos no solo ofreciendo plegarias sino dedicando todos nuestros esfuerzos en fortalecernos para poder ofrecer a los demás lo que les puede servir en momentos difíciles– tranquilidad, fortaleza y ecuanimidad, sabiduría, claridad, compasión y amor incondicionales.