Ya conocemos lo importante que es hacer por lo menos un retiro al año. La Venerable Damcho nos lo ha aclarado en sus preciadas enseñanzas. También conocemos lo importante que es encontrar un lugar adecuado para realizar un retiro. Sin embargo, creo que es poca la reflexión que hemos tenido sobre la importancia de colaborar para que se den estas experiencias. ¿Te has preguntado acaso lo beneficioso que puede llegar a ser convertirte en auspiciador de un retiro?

Hace poco tuvimos la fortuna de contar con la presencia de Venerable Damcho en Puerto Rico. Después de varios años de continuo peregrinar, de trabajo sin parar, estuvo dos meses apartada, haciendo más profundas sus prácticas espirituales. No dejó de trabajar, pero logró afincarse por ese tiempo en un lugar apartado, inspirador, rodeada de vegetación.

A su salida del retiro, nos encontramos con una Venerable Damcho diferente. Estaba más radiante y más feliz. ¡Estaba plena! Y nos contagió a todos con su alegría y su presencia.

Estar en retiro, además de recargar las energías de la persona, también reactiva las ganas de trabajar por el beneficio de los demás. Eso parece haberle pasado a Venerable Damcho. De repente nos retribuyó con enseñanzas, talleres, prácticas, entrevistas, consejos y, sobre todo, con mucho amor. ¡Tenía tanto para darnos! Todo ese beneficio obtenido por la Venerable gracias al retiro redundó en puro beneficio para los miembros de nuestra comunidad espiritual.

Resulta fascinante ver cómo pudo surgir toda una red de apoyo para auspiciar el retiro de nuestra querida maestra, que lo agradeció muy genuinamente. Sin embargo, nos pareció que los que teníamos que mostrar agradecimiento éramos nosotros. Por un lado, aportamos bienes materiales y colaboramos con la coordinación de su retiro, pero, por otro, contamos con una maestra cualificada realizando prácticas por más de dos meses en Puerto Rico y, por lo tanto, recibiendo sus bendiciones. Seguramente generamos un gran mérito colectivo y nuestra Sangha se fortaleció.

En una charla íntima y afectuosa de “despedida”, Venerable Damcho nos confesó la clave para entender por qué lleva 14 años impartiéndonos enseñanzas: ¡por amor! Ese amor lo hemos cultivado y se ha nutrido siempre de la práctica de la generosidad, del saber ofrecer y saber recibir. Esta última visita a Puerto Rico puso en evidencia esa simbiosis, ese amor. Nos sentimos honrados por esto y aspiramos a que todo redunde, a su vez, en beneficio para los demás seres.

Eggie M. Aguiar
Centro Ganden Shedrub Ling
Puerto Rico