(Adriana Barrios nos comparte aquí la sorpresa que anuncia en su relato anterior sobre el peregrinaje a lugares de Dharma en Dharamsala y sus alrededores).

Después de esos días de peregrinaje extraordinario nos reunimos la noche del tercer día en el salón del hotel, donde fuimos citados. Nos pidieron que nos sentáramos todos a la vista. Nuestra querida maestra Venerable Damchö se paró en una silla,  nos miró y pausadamente nos dijo: “Mañana tenemos una audiencia privada con Su Santidad el Dalai Lama”…Tras la silenciosa conmoción interior ¡cada quien reaccionó a la noticia como pudo!  Bocas abiertas, ojos como platos y varias interjecciones. ¡No podíamos salir de nuestro asombro y conmoción! ¡Vamos a ver a Su Santidad el Dalai Lama! ¡Mañana!

Esta fue la noticia perfecta para concluir esos días maravillosos. Así nos fuimos a dormir, arropados por el sentimiento de ese encuentro tan soñado como inesperado.

Relatarlo abstrayéndome de lo que despierta la presencia de Su Santidad es muy difícil. Al entrar al salón su sonrisa lo llenó todo salón; su trato familiar hizo que nadie se sintiera extranjero.

Guardo en mi mente y en mi corazón los recuerdos de ese día como un gran tesoro: Venerable Damchö y su relato sobre la Comunidad Dharmadatta, el interés por el Dharma en Latinoamérica que las llevó a crear el canal de Dharma Facebudade la mano de Leslie Serna, el Instituto Budadharma, que lleva el Dharma a los estudiantes distribuidos por los diversos países de habla hispana, el compromiso social como comunidad, el interés medio ambiental, el estudio y trabajo en el área de género, la construcción de la paz.

Luego las palabras de Su Santidad se fueron convirtiendo en una exquisita clase de Dharma;  nos habló de la naturaleza humana, de la interconectividad producto del amor y la compasión de nuestra verdadera naturaleza; de la importancia de esforzarnos al máximo porque cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de construir una humanidad más pacífica; un llamado al diálogo y respeto interreligioso, destacando que no hay religiones mejores que otras ya que todas llevan el mensaje de amor, tolerancia, perdón y compasión. Habló de la importancia del estudio, de la práctica meditativa y la auto observación, del karma, de la impermanencia, del trabajo con nuestras emociones.

A pedido de Venerable Damchö recibimos la trasmisión oral de los Ocho versos para el entrenamiento mental. Finalmente nos habló como hermanos y hermanas budistas a entrenarnos en el altruismo, disminuir la actitud auto centrada, considerar a todos los seres como hermanos, lo que nos conducirá a sentirnos más felices.

De mi parte fue todo dicho, no tengo más nada que agregar…

Queda el enorme sentimiento de gratitud a esta querida Comunidad Dharmadatta que gracias a su entrega y trabajo nos llevó no sólo a un peregrinaje maravilloso, sino a estar sentados ese día más de una hora frente a Su Santidad el 14° Dalai Lama, recibiendo de él directamente el Dharma.